Allí estaba, esperándola sentado en la misma mesa donde solían hacerlo cada viernes después de clases. Estuvo un rato a solas, había llegado demasiado temprano, esta vez no quería ser impuntual aunque nunca lo fuese.
La vio entrar por la puerta de la cafetería, estaba peinándose su melena al mismo tiempo que quitaba el abrigo; percibió en ella una sensación de tranquilidad, de serenidad, de ver que toda estaba yendo bien. Le dio un beso en la mejilla y se sentó frente a él. Conversaron durante horas, el tiempo en aquel sitio se le iba volando, como las horas que pasaba junto a ella.
La tarde estaba llegando a su fin, se les notaba en sus pupilas, esas que había visto tantas veces antes. Y fue en ese momento cuando vio una lágrima salir de sus ojos. Se acercó a él y susurrándole al oído le dijo que tenía que irse, se despidieron y cuando ella se proponía a salir del local volvió atrás, se había olvidado de lo más importante, corrió a junto de él y lo besó, un beso dulce, con cariño, un beso romántico pero distinto a los que le solía dar. Fue en ese momento cuando se escuchó: - "Esta vez invito yo, nos queda vida por delante.".
sábado, 30 de enero de 2016
viernes, 29 de enero de 2016
Hasta la Luna y Vuelta
Me había levantado temprano porque mis nervios no aguantaban más horas en cama, llegué al aeropuerto y cogí el primer vuelo de día con destino junto a ti. Intenté dormir un rato mientras sobrevolaba las nubes porque si te soy sincero, aquella noche no había dormido nada. De esas cargadas de insomnio en las que sólo piensas llegar a tu destino. Aterricé y me propuse a encontrar mi maleta entre las miles que había sobre aquella cinta transportadora. En cuento la tuve eché a correr por aquel aeropuerto, estaba perdiendo demasiado tiempo allí. Cogí el metro y llegué al hotel, dejé las maletas sobre la cama y salí a la calle. Caminé sin rumbo durante horas, pensando en la reacción que llevaría ella cuando me viese después de tanto tiempo, en un nuevo espacio, en una nueva ciudad. Las cosas había cambiado mucho desde la última vez.
Y sin darme cuenta me hallaba ante su edificio, aquel portal verde que tanto me había enseñado en fotos, aquella vidriera de su fachada. Habían pasado unos años desde aquel mensaje de despedida pero de mi nunca se fue esa sensación de cariño y aprecio que le tenía, nunca había sido capaz de olvidarla, de borrar de mi mente aquella imagen de ella (ni si quiera lo había intentado). ¿Para qué lo había hacer?, no sería capaz.
Aproveché que la puerta estaba abierta y entré. Subí por aquellas escaleras a oscuras, sin hacer mucho ruido, sin saber que podría pasar cuando llegase a la planta correcta.
Y allí estaba, situado frente a su puerta, le toqué al timbre y escuché una voz de fondo diciendo: -"ahora voyyy". Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo pero no era momento de echarse atrás. Se abrió la puerta y fui subiendo la vista hasta quedarme fijado en sus ojos. Se había quedado sin palabras, no sabía cual era la mejor de todas las contestaciones y eso que siempre fue de tener respuesta para todo. Y le dije: -"Hasta la luna y vuelta pero antes pasando por Júpiter. Te quiero"
Y sin darme cuenta me hallaba ante su edificio, aquel portal verde que tanto me había enseñado en fotos, aquella vidriera de su fachada. Habían pasado unos años desde aquel mensaje de despedida pero de mi nunca se fue esa sensación de cariño y aprecio que le tenía, nunca había sido capaz de olvidarla, de borrar de mi mente aquella imagen de ella (ni si quiera lo había intentado). ¿Para qué lo había hacer?, no sería capaz.
Aproveché que la puerta estaba abierta y entré. Subí por aquellas escaleras a oscuras, sin hacer mucho ruido, sin saber que podría pasar cuando llegase a la planta correcta.
Y allí estaba, situado frente a su puerta, le toqué al timbre y escuché una voz de fondo diciendo: -"ahora voyyy". Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo pero no era momento de echarse atrás. Se abrió la puerta y fui subiendo la vista hasta quedarme fijado en sus ojos. Se había quedado sin palabras, no sabía cual era la mejor de todas las contestaciones y eso que siempre fue de tener respuesta para todo. Y le dije: -"Hasta la luna y vuelta pero antes pasando por Júpiter. Te quiero"
sábado, 23 de enero de 2016
Cógela de la mano siempre que puedas
Me cogió de la mano y me dijo, una de las partes más complicadas de la vida es esta;¨Querer y no poder. Debería estar prohibido. ¿Por qué tenemos que dejar marchar a la persona que nos colocó tan alto, esa que llenó nuestros vacíos, esa que cosió nuestras heridas, esa que cambiaba horas contigo para no sentirse sola, esa por la que damos todo y estaríamos siempre dispuestos a luchar para que nunca se viniese abajo; esa con la que queremos pasar el resto de nuestros días? ¿Exagero?, creo que no. Ni tu ni nadie es capaz de plasmar en una hoja en blanco los sentimientos hacia esa persona, recorrería por nuestra mente pensamientos cargados de sentimientos. Enamorarse es fácil, que perdure el amor es complicado. Que se les llenen de lágrimas los ojos a esos que creen el significado de la palabra amor cuando no han estado enamorados nunca. Querer, querer pasar más tiempo, querer volver atrás para arreglar nuestros errores, querer que nos quieran; la vida se trata de eso, de querer y ser querido.
Yo con miedo a la vida a tomar malas decisiones, a ser feliz de nuevo por no querer arriesgar te escribo a ti; tú, con la esperanza siempre por delante, con la fuerza, trabajo y dedicación que otros piensan que tienen y que tú posees más que nadie. Echar de menos no tiene fecha de caducidad; por eso yo, cargado de palabras y recuerdos, te escribo desde el otro lado de la felicidad. Como diría aquel cantante con guitarra y sombrero, sentado en un rincón del retiro, “un placer coincidir en esta vida.”
Yo con miedo a la vida a tomar malas decisiones, a ser feliz de nuevo por no querer arriesgar te escribo a ti; tú, con la esperanza siempre por delante, con la fuerza, trabajo y dedicación que otros piensan que tienen y que tú posees más que nadie. Echar de menos no tiene fecha de caducidad; por eso yo, cargado de palabras y recuerdos, te escribo desde el otro lado de la felicidad. Como diría aquel cantante con guitarra y sombrero, sentado en un rincón del retiro, “un placer coincidir en esta vida.”
viernes, 22 de enero de 2016
El olvido
He oído hablar muchas veces sobre el paso del tiempo, los sentimientos y todo aquello relacionado con el olvido. El término olvidar es demasiado grande para bocas tan pequeñas. Es inútil engañaros cuando sabemos perfectamente que lo estamos haciendo. Ella, porque se había enfrentado a miles de tempestades y aún era capaz de mantenerse en pie me dijo: ¨A veces irse a tiempo es quedarse para siempre. En ese mismo instante pensé que no tenía sentido la frase, hasta que llegó el momento en que yo mismo tuve que enfrontarme a esas tempestades por las que ella había pasado. Hay situaciones que nos encantaría escabullirnos con un simple ¨pasapalabra¨, pero no, debemos afrontarle cara al peligro. Ojalá supiéramos cual es la opción correcta en cada caso, ojalá lo de olvidar fuese tan fácil como lo pintan en las películas, ojalá fuese un acto secundario. Hay que arriesgar, coger una dirección, sin miedo a lo que pueda pasar, con fuerza de un futuro prometedor; equivocarse forma parte de nuestro camino de aprendizaje, de lo que nos define, de nuestra historia, de como somos realmente; y como bien dijo ella: ¨Si nos vamos a tiempo, nos quedamos para siemrpe¨
viernes, 15 de enero de 2016
Un día distinto al resto
Un día nos levantamos y ya no somos la misma persona. Algo
ha cambiado, algo en nuestra mente se ha ido desarrollando durante nuestros
sueños, esa misma noche, sin nosotros quererlo y sin saber que podría ocurrir.
Suena el despertador cada mañana, a la misma hora; para ir
al trabajo, para ir a clase o porque sabes que en cama no puedes permanecer más,
necesitas levantarte porque eres esa clase de persona que cada día es un nuevo
reto. ¡Arriba!.
Te lavas la cara para que con el agua se vayan tus legañas,
te pegas una ducha y al salir de ella te miras al espejo y te preguntas ¿Quién
soy? Nos contestamos a nosotros mismos que podemos comernos el mundo ese mismo
día, que en el momento que salgamos por la puerta de nuestra casa, un
pensamiento recorrerá nuestra cabeza que nos dirá que somos capaces de todo y
que cada momento de ese día será fantástico. A medida que va pasando el día,
ese pensamiento positivo, esa ilusión, esas ganas de todo desaparecen. ¿Por qué?
Somos mediocres, nos conformamos con lo que tenemos, tenemos miedo a conseguir
lo mejor por miedo a fracasar. Es la rutina, lo haces a diario pero no te das cuenta
que estás transformando tu vida en algo monótono.
Este pequeño relato es una metáfora a la vida, no ha sido
hoy, ni ayer, ni tampoco soy yo el protagonista; sólo quería ponerme en este
cuerpo como narrador para así contároslo de una mejor manera:
“Hoy algo a cambiado, cuando ha sonado el despertador y al
poco rato me he mirado en el espejo me he dado cuenta que no era el mismo de
ayer. Mis pensamientos han cambiado, mi forma de ver las cosas no es la misma
que la semana, el mes o el año pasado. Una sensación fuera de lo normal, como
una de esas cosas que sólo pasan una vez en la vida. Presientes una buena
causa, una buena razón por la cual no eres el mismo de ayer sino alguien
distinto que se ha dado cuenta de sus errores y quiere arreglar lo sucedido”.
No eres el mismo, pero tampoco distinto, sigues siendo la
misma persona, esa misma figura que se enfrenta al mundo cada mañana. Lo que
eres es diferente porque ahora tu mente va a empezar a funcionar de otra
manera, no somos máquinas ni tampoco utensilios que podemos predeterminar su
forma de uso pero si podemos cambiar nuestra forma de pensar, madurar, afrontar
la vida como es y no mantenerse al borde. Cada uno tiene su forma de pensar y
de razonar, nadie es igual. No hemos reseteado la memoria como si fuese una
tarjeta SD; le hemos administrado un antivirus, una vacuna para lo que vaya a
suceder; para que pueda, a partir de ahora, entender mejor las cosas y pensar
antes de hacerlas.
“Ese día en que las cosas cambian, cambiamos nosotros.”
domingo, 10 de enero de 2016
23 razones por las que amar la vida.
Nadie, absolutamente nadie, se merece que le hagan daño o que no le dejen disfrutar de su vida. Y parafraseando un poco a Nelson Mandela "Soy el amo de mi destino Soy el capitán de mi alma". Por esa misma razón todos nos merecemos ser felices y que no nos digan nunca de que eso no podemos hacerlo. Aquí os van:
1. No
hace falta buscarlo en ninguna enciclopedia ni en ningún diccionario para darse
cuenta de que sólo nosotros fuimos los espermatozoides más listos y capaces de
producir vida en el cuerpo de nuestros progenitores.
2. Cuando
nuestros padres nos vieron por primera vez les creamos en sus rostros una
sonrisa de oreja a oreja.
3. Les
hemos dado a nuestros padres más alegrías que tristezas; como cuando empezamos
a gatear, cuando intentábamos dar nuestros primeros pasos y acabábamos en el
suelo o cuando nos vieron por primera vez montar en bici solos sin su ayuda.
4. Disfrutar
de la vida también es disfrutar de los amigos y compañeros que nos acompañaron
durante estos años. Sus risas, bromas, juegos y anécdotas nos han ido
acompañando todo este tiempo. Por eso hay que valorar los buenos momentos
porque son ellos los que colocan cada pieza del puzzle, cada ladrillo de un
muro y nos hacen crecer como personas.
5. La
familia. Porque sin ellos no seríamos ni la mitad de lo que somos ahora.
6. Puedes
hacer feliz a alguien. A todos nos gusta que nos alaben pero muy pocos somos
capaces de hacer eso mismo que nos hacen hacia los demás y eso, eso es lo que
nos hace ser especiales.
7. La
cantidad de buena gente y personas que conoces o vas conociendo durante tu
vida.
8. Si
algo diferencia al ser humano es que es un animal racional, ya que poseemos la
capacidad de pensar y crear. Lo nuevo atrae más que lo viejo.
9. Podemos
compartir con esas personas (las que tu y yo sabemos) esos momentos que nos
llenan de satisfacción personal.
10. La vida
trae consigo muchas tristezas pero detrás de cada lágrima se esconde una nueva
oportunidad, un nuevo intento para arreglar el pasado y conseguir volver a
sonreír.
11. La vida te
sorprende día a día, nuevos retos, nuevas experiencias. Dejémonos llevar y así
poder disfrutar de la montaña rusa que es la vida. Porque es a la vez
impredecible y emocionante.
12. Muchos
pensaréis que la música nos es más que una forma de vida pero realmente da
vida, en el sentido figurado de la frase. Nos levanta el ánimo cuando estamos
destrozados y nos aporta ese granito de arena de felicidad.
13. Ama la vida
porque sin ella esos maravillosos recuerdos no existirían.
14. Ama la vida
por la cantidad de emociones que te brinda.
15. Por esas
conversaciones hasta largas horas de la madrugada.
16. Porque si
nos sentimos solos una noche, basta con observar las estrellas y ver que estas
nunca dejan de brillar a pesar de todo.
17. Ama la vida
porque tu sonrisa hace brillar a otra persona sin que tú te des cuenta.
18. Porque sólo
tú posees esos dones, esos dotes que otra persona aprecia mucho de ti.
19. Ama la vida
por la salud que tienes y que por desgracia otros no tienen. Da gracias por ser
quien eres.
20. Ama la vida
por todos esos sueños que cumpliste, los que se están cumpliendo y los que se
cumplirán.
21. Ama la vida
por todas sus certezas.
22. Lee y empápate de unos buenos versos, de
estrofas, de páginas, de párrafos y de textos que te hacen ver y percibir la
cantidad de buenas cosas que podemos llegar hacer con el simple hecho de
escribir.
23. Ama la
vida, disfruta de ella, enamórate, deja que te rompan el corazón, arriésgate,
vuelve a intentarlo, descubre tus dones para así crecer día a día pero sobre no
te rindas nunca porque cuando te des cuenta habrá acabado y será demasiado
tarde. Vida, SOLO HAY UNA.
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