Que nos acostumbramos a ello.
Que nos encerramos en la monotonía.
Que nos aburrimos de la aventura.
Que perdemos la esperanza por la gente.
Que ya no nos atrevemos como el primer día.
Me parece a mi que nos está pasando la fiebre de los zapatos nuevos.
Que cuidamos con toda nuestra fuerza algo cuando aún tiene sus primeros días, que nos preocupamos para que estén limpios, sin rozaduras, sin manchas, con nuestra protección para que nadie los estropeé.
Resulta graciosa pero algo parecido estáis haciendo con las personas, ya no ponéis vuestro empeño en que algo funcione, que las cosas sigan adelante.
Ya no os esforzáis para que las ganas de estar juntos sean las del primer día.
Pensáis que la gente es eterna, que va a estar a vuestra lado para siempre pero no.
Hay que aprender a cuidar a los que te rodean pues puede que un día ya no estén.
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