Seguro que todos tenemos en nuestra vida esa persona que daríamos
todo y más por ella. Porque todos, absolutamente todos, sabemos querer y ser
queridos; hasta la más mísera persona.
¿A quién no le gustaría empezar el año con buen pie sabiendo
que ha encontrado el amor de su vida?
Muchas veces nosotros mismos desaprovechamos oportunidades
que nos brinda la vida y ¿sabéis por qué? Por
miedo a fracasar. Hemos sufrido tanto durante años que por miedo a
volver a caer ni lo intentamos.
Nadie lo sabe; no hay estudios, ni investigaciones ni métodos
que nos digan que aquella vez, aquella primera vez, hubiésemos encontrado a nuestra alma gemela.
Todo el mundo quiere ser feliz, no conozco a nadie que no
quiera serlo. Y a veces estamos tan cerca de encontrar esa felicidad que no nos
damos cuenta. El ser humano es así, abandona algo cuando no le interesa o no
está teniendo los resultados que creía que iba a obtener. Igual estábamos a un
paso, o a medio paso pero ¿sabéis?, no lo hemos logrado, no lo hemos conseguido
porque lo hemos abandonado antes de tiempo.
Así lo único que podremos conseguir es el fracaso. Fracasar
como personas.
Inténtalo y cuando te encuentres en la cima hecha la vista
atrás y observa a quienes te criticaban, esos que te decían que no ibas a lograrlo;
porque esos, son los que te han colocado en tu sitio y te han hecho madurar
como persona.
Fallar está permitido porque si no se aprende de los errores
nadie obstaculizaría nuestro camino y viviríamos en una sociedad de ignorantes;
pero levantarse será obligatorio. Vivimos a base de aprender de nuestros
errores y ellos son los que nos hacen levantar en los momentos difíciles.
Y volviendo un poco al principio, ¿Sí tenemos a esa persona
porque la dejamos marchar? ¿Será porque somos inconformistas y pretendemos
tener siempre lo que no podemos? Si estando con esa persona somos felices ¿Por
qué nuestros pensamientos cambian de dirección? Buscamos lo imposible cuando ya
tenemos lo posible.
Tenemos que dejar de pensar en el futuro y preocuparse más
por el presente porque es ahí donde se encuentra nuestra verdadera felicidad.
Valorar esos detalles, esos pequeños detalles que nos
regalan y nos transportan a otra dimensión, esos que nos hacen pensar que
estamos volando, esos que nos hacen sentir mejor persona y mejor todo.
Aprender a confiar en vosotros mismos y sin daros cuenta
estaréis disfrutando lo que realmente queríais. Simplemente es poner un poquito
de nosotros, dar ese pasito hacia delante.
¡Porque los pequeños detalles marcan la diferencia!
No hay comentarios:
Publicar un comentario