Se dice que se escribe mejor con el corazón roto, con el corazón en la palma de la mano.
Con nuestros sentimientos a flor de piel. Y en gran parte, es verdad. Y es qué quien lo haya experimentado sabrá que uno no se conoce mejor hasta que indaga dentro.
Porque a la vez que te reconstruyes, también olvidas, quemas y sacas a la luz cosas de ti que tan arraigadas estaban que pensabas que nunca te iban a hacer daño.
Como dije hace tiempo, estamos hechos de trocitos, trocitos que se juntan con el tiempo, otros que vuelven a romper, algunos que entran en bucle y nunca llegan a salir, y por último los que siempre se quedaron al margen, recordándote lo bueno y lo malo.
Pero bueno, nos estamos yendo por las ramas, así que volviendo a lo de antes...Daño siempre nos van a hacer. Y hay que saber apreciar hasta con quien complicarse la vida.
Saber entregar ese trocito de nosotros es importantísimo, tanto que lo pueden usar a nuestro favor, como en nuestra contra.
Y si algún día os hablo con el corazón roto, recordad que no hay mejor solución que romperse para volverse a crear.
sábado, 27 de mayo de 2017
domingo, 21 de mayo de 2017
Me traspasas
Me he creado una coraza hace un tiempo tras ver el daño que pueden ocasionar ciertas personas.
Y la verdad es que me ha ayudado, te impide que muchas veces vuelvan a meter el dedo en la llaga, que vuelvan con sus disculpas en las que todo es humo, con sus sonrisas y terceras oportunidades (si, terceras porque soy humano y creo que no cuesta nada dar una segunda oportunidad).
Pero al igual que aporta, también te destruye y a la vez te aleja poquito a poco de quién siempre está a tu lado.
Pero al igual que aporta, también te destruye y a la vez te aleja poquito a poco de quién siempre está a tu lado.
Y las cosas cambian, llega un día alguien que le da la vuelta a todo y sin darte cuenta consigue romperte esa coraza. Y ni martilla ni la fuerza. Debe ser esa magia que le inunda, ese talento que tanto se le refleja.
Y lo mejor, es que no te sientes vulnerable sino todo lo contrario, te crees que puedes y vuelves a recuperar esa confianza en ti mismo.
Y lo mejor, es que no te sientes vulnerable sino todo lo contrario, te crees que puedes y vuelves a recuperar esa confianza en ti mismo.
A ti, que siempre has sido capaz de hacerme sonreír.
Gracias
domingo, 14 de mayo de 2017
Falta poco
Hay personas para siempre, para etapas de tu vida, otras que vienen para enseñarte y otras que dejan su marca y luego se van.
Me fascina ver lo pasado y encontrar las primeras señales de todo. Y debe de ser eso lo que me pone tan nostálgico últimamente.
Quizás de lo bien que se hicieron las cosas, o por lo poquito que les faltó para encontrar su plenitud.
Como el presente está tan turbio y del futuro no sabe nadie, me paro aquí y ahora para que tú, estés donde estés, puedas (o quieras) leer esto.
Creo que no hay algo tan fuerte como el paso del tiempo, sino veamos la costa y contemplemos lo que el oleaje con la constancia puede llegar a hacer. Y de eso quiero hablar, de tu constancia, de tu dedicatoria, de tu día si y día también, de que un conjunto de poquitos hacen un mucho y de que los resultados son en su mayoría la suma de esas poquitas cosas.
Ojalá algún día llegue a entender lo tuyo, y no hablo de tu paciencia porque sé que la tienes (y te la agradezco) sino de tu forma de ver la vida, de esa tranquilidad que la inunda y que a pesar de que se tuerza, tú sigas siempre dispuesta a continuar.
Con los años te das cuenta quien ha estado siempre ahí y quien se ha ido sin dar explicaciones (que me dan igual en cierta medida); gracias a ti he pasado días de lluvia con conversaciones profundas, tardes de junio de agradecimientos, julio de conjuntos y tardes de paseo, agosto de apoyo y mano derecha, y septiembre de despedida haciéndose un poquito amargo.
Ojalá se cumplan todos tus planes, porque si alguien se los merece, eres tú.
Me fascina ver lo pasado y encontrar las primeras señales de todo. Y debe de ser eso lo que me pone tan nostálgico últimamente.
Quizás de lo bien que se hicieron las cosas, o por lo poquito que les faltó para encontrar su plenitud.
Como el presente está tan turbio y del futuro no sabe nadie, me paro aquí y ahora para que tú, estés donde estés, puedas (o quieras) leer esto.
Creo que no hay algo tan fuerte como el paso del tiempo, sino veamos la costa y contemplemos lo que el oleaje con la constancia puede llegar a hacer. Y de eso quiero hablar, de tu constancia, de tu dedicatoria, de tu día si y día también, de que un conjunto de poquitos hacen un mucho y de que los resultados son en su mayoría la suma de esas poquitas cosas.
Ojalá algún día llegue a entender lo tuyo, y no hablo de tu paciencia porque sé que la tienes (y te la agradezco) sino de tu forma de ver la vida, de esa tranquilidad que la inunda y que a pesar de que se tuerza, tú sigas siempre dispuesta a continuar.
Con los años te das cuenta quien ha estado siempre ahí y quien se ha ido sin dar explicaciones (que me dan igual en cierta medida); gracias a ti he pasado días de lluvia con conversaciones profundas, tardes de junio de agradecimientos, julio de conjuntos y tardes de paseo, agosto de apoyo y mano derecha, y septiembre de despedida haciéndose un poquito amargo.
Ojalá se cumplan todos tus planes, porque si alguien se los merece, eres tú.
martes, 9 de mayo de 2017
En cursiva
Te he estado esperando.
En el banco del parque pensando que algún día vendrías.
Queriendo abrazarte como en las tardes de agosto.
Un poco de calor en el ambiente.
Intensamente como tus ojos, los que me gustan ver tanto.
Estando juntos.
Riéndonos de los cotilleos más absurdos.
O separados como en Septiembre, tú aquí y yo tan lejos.
En el banco del parque pensando que algún día vendrías.
Queriendo abrazarte como en las tardes de agosto.
Un poco de calor en el ambiente.
Intensamente como tus ojos, los que me gustan ver tanto.
Estando juntos.
Riéndonos de los cotilleos más absurdos.
O separados como en Septiembre, tú aquí y yo tan lejos.
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