Desde Sol hasta Argüelles pasando por Príncipe Pío y continuando hasta Moncloa, Ciudad Universitaria y todo lo que suma después.
Desde Colón hasta Goya estacionando en Serrano. Dando vueltas por el barrio Salamanca parándose a contemplar los escaparates de la Milla de Oro.
Y si hay una que me gusta es desde Retiro hasta Atocha. La he transitado tantas veces en busca del mismo tren que yo creo que si me preguntan cual es la duración del trayecto te aseguro que no fallaré con el resultado.
Hay demasiadas lágrimas caídas en el suelo de la capital, no sólo mías claro está, pues es que los rincones han visto llorar a más gente de la que jamás se podría soñar.
Esas calles estrechas que tan poca gente conoce.
Esas en las que a mí me gusta perderme y encontrar nuevas cada vez que puedo.
Pues aún sigue habiendo rincones por descubrir y muchas tantas otras despedidas que aún están por acontecer.
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