sábado, 27 de febrero de 2016

Momento para sorpresas

     Un café y un par de tostadas para desayunar, el despertador había sonado un poco tarde aquella mañana y faltaban escasos treinta minutos para ir a clase.
Entró por la puerta de su aula, se sentó en el pupitre de siempre y esperó a que llegase su profesor de Economía. Echó su última ojeada al móvil y vio su  mensaje, deseándole buenos días. Ella tardó dos segundos en contestarle. Una sonrisa iluminó su rostro, se había preocupado alguien por ella sin ser su mejor amiga. El día no podía empezar mejor.
Sonó el timbre que ponía final a aquella mañana, recogió sus cosas y se fue de allí. Estaba saliendo por el portal cuando lo vio a él, en la acera de enfrente; llevaba algo en las manos. Echó a correr y lo abrazó, los dos se hundieron en un profundo abrazo. Ella le preguntó que hacía allí y le contestó que tenía algo pendiente para darle. El chico extendió sus manos, le mostró un pequeño paquete envuelto en papel de regalo y se lo dio a ella. Lo abrió y pudo ver en su interior una pulsera con una pequeña nota que decía "Espero que esto signifique para ti lo mismo que significa para mi. Gracias por todo". Lo besó y el reloj en aquella calle se paró; el tiempo se había congelado para los dos durante unos instantes.
Aquel detalle que no esperaba la hizo transportar al lugar donde todo era posible, donde habitaba la gente que pensaba que ya no existía, un sitio donde realmente se encontraban personas que saben preocuparse por otras. Él la hizo transportarse al sitio donde todos llamamos Felicidad.

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