Tumbada en el sofá, manta y peli, así eran sus tardes de domingo. Ya llevaba tiempo sin salir a dar una vuelta, ya nada le hacía reír como antes, cualquier conversación que recibiese para iniciar en ninguna tenía intención de hacerlo. No era capaz de sostener el móvil con las manos porque vería que no tenía ningún mensaje de él. Había perdido las esperanzas de volver a repetir lo sucedido. Ya nunca más volvería a ser la misma. Desde aquel último día sus tardes fueron infinitas, las noches eternas y sus sueños se convirtieron en pesadillas. Cualquier pequeño detalle le recordaba a él, a aquellas tardes compartiendo todo, aquellos momentos en los que perdían la noción del tiempo, ya nada se compara a los buenos recuerdos pero son eso, recuerdos y no nos ayudan a seguir adelante. Vive pensando en lo vivido sin saber que tiene a la vuelta de la esquina un futuro prometedor. Igual ha conocido a alguien pero no le da una oportunidad porque solo piensa en los recuerdos que no le dejan avanzar.
Así son sus tardes de domingo, aburridas, sin saber que hacer, cargadas de recuerdos, pensamientos y sentimientos.. Nada se le pasa por la cabeza más que pensar en él.
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