Cogió el bolso y abrió la puerta de su casa a toda prisa, faltaba menos de media hora para verlo y un pequeño presagio le decía que iba a llegar tarde, cosa que no quería, no quería que él viese en ella que era una persona impuntual.
Había llegado al sitio correcto, se encontraba en la puerta de aquella cafetería (una que mucho más adelante le iba a traer muchos recuerdos), miró su reflejo en el cristal de la puerta y se le colocó una sonrisa de oreja a oreja, había llegado a tiempo. Entró, echó una ojeada por encima a ver si encontraba su rostro entre aquellas personas y al poco lo vio; sentado en una mesa del fondo, circular y con asientos de cuero rojo. Una escalofrío recorrió todo su cuerpo pero no eran momento de echarse atrás.
Fue hasta junto de él y cuando la vio llegar él se levantó, se acercó a su rostro y le dio un beso en la mejilla, le dijo hola y se sentaron al mismo rato. Alguna que otra broma se contaron, risas que acaban con "oooh pues yo también lo conozco"hasta que llegó el camarero y les preguntó que iba a ser; los dos contestaron a la vez, "un chocolate caliente", les dijo que ahora mismo se lo traía y cuando se iba alejando de la mesa una pequeña carcajada empapó aquel momento.
Ella no sabía que aquello era el principio de algo, de algo tan importante que le iba a cambiar su vida.
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