Nadie había hecho eso por ella antes, nadie se había presentado en su casa un domingo por la mañana con la amabilidad que tenía él. Nadie la hizo sentir tan especial con él, porque nunca había estado con un chico que se preocupase tanto por ella. Se había enamorado, lentamente pero reconoció que se había hundido en sus brazos.
domingo, 13 de marzo de 2016
¿Besayunamos?
Se había acostado tarde la noche anterior y el reloj marcaba las doce de la mañana siguiente cuando el sonido del timbre de su casa sonó; ya media despierta cuando escuchó aquel sonido se levantó de su cama y se fue corriendo hasta la puerta. Con lo único que llevaba vestido que era su camiseta de dormir, abrió y lo vio allí, enfrente de ella y con una bolsa en la mano. Se le colorearon los mofletes y una pequeña sonrisa iluminó su rostro, se acercó y se abalanzó sobre él; los dos se hundieron en un profundo abrazo. Él le dijo que quería pasar la mañana con ella, que no podía dejar de pensar en aquella sonrisa que tanto le encantaba desde la noche anterior en la que pasaron juntos unas horas sentados en aquella cafetería de asientos de cuero rojos. Extendió los brazos y le entregó el contenido de la bolsa, le dijo que era una sorpresa, que quería invitarla a desayunar. Entraron hasta la cocina, el chico mientras iba preparando las cosas le preguntó si había alguien más en casa, ella le dijo que no, que tenían la casa y la mañana para los dos solos. La chica se volvió hacia él diciéndole que lo estaba haciendo mal, que la dejase a ella calentar el chocolate y cuando ella se propuso a hacerlo, él la cogió por la cintura, lentamente, de seguido acercó los labios a su cuello y comenzó a besarla...
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