Madrid-Tetuán, Alvarado, Cuatro Caminos, Nuevos Ministerios, Alonso Martínez...Igual son estaciones vacías desde que la chica de sonrisa de oreja a oreja no pasea por ellas. Atocha echa en falta a una de sus pasajeras, la que cogía el Ave de las 9:20 de la mañana de un Sábado. La plaza Mayor se hace grande, más de lo que dice su nombre. Los bocadillos de calamares ya no saben como antes.
La chica que tantas sonrisas mostró agarrada por su mano paseando por el Retiro, atardeceres en el museo de Debod y tantas sesiones de fotos que se hicieron allí. Paseos por delante de la catedral de la Almudena acabando en el Palacio Real. Alguno que otro distinto pero siempre con Sol como referente. Besos que se dieron en el Mercado de San Miguel delante del todo el mundo, mostrando y haciendo ver que eran la pareja perfecta.
Y lo eran, o por lo menos fue lo que hicieron ver a Madrid. Pasear sólo por sus calles se le hace insufrible. Existen tantos sitios por los que ha paseado con ella que cuando vuelve por ellos no hay día que no se le caiga una pequeña lágrima. Son tantos recuerdos que ha vivido de su mano que hasta el rincón más encantado los echa en falta.
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