lunes, 9 de mayo de 2016

Todo este tiempo...

Te echado mucho de menos todo este tiempo. No he dejado de pensar en ti desde aquel día cuando nuestros ojos cruzaron su última mirada. Aquel sofá de cuero rojo de la cafetería, aquel que tanto nos vio besarnos, aquel que tantos besos y abrazos por minuto recibía, aquel que nos echaba de menos un viernes al salir de clase cuando no estábamos allí. No sólo el sofá, sino también la cafetería, el camarero nos echaba en falta aquellas tardes que se daba cuenta que faltaba un chocolate para la mesa 23. El ambiente de aquel local era sincero, trasmitía seguridad; sabíamos que allí estábamos protegidos y que por mucha lluvia que hiciese fuera,el día malo que hiciese o los problemas que acarreábamos allí, no tenían cavidad. Te echo en falta, ya no suelo ir por allí mucho y cuando lo hago miro para adentro y saludo con una pequeña sonrisa al camarero que tanto nos vio sonreír.
Aquel día lo pasé fatal, algo me empezó a arder en el pecho y a medida que pasaba el tiempo sentía cada más un dolor muy adentro; me faltaba algo. Y es que desde que no he vuelto a ver esa sonrisa yo no he vuelto a sonreír, no me hace falta; no encuentro motivos para ser feliz.

Y de repente, cuando no lo esperas, sin que sepas nada; aparece. Empiezas a ver la luz al final del túnel, sientes que algo se ilumina y te dice en voz baja: "He vuelto". Cuando eso sucede lo único que puedes hacer es no mirar atrás, no volver a ver el pasado y afrontar el presente que se te ha colocado enfrente. Empezar a caminar, lentamente, cada vez más rápido pero sin mirar atrás. Porque por una razón u otra piensas que te han cambiado la vida y no hay razón para cambiar la dirección de nuevo. Sólo queda echarse a correr y subirse al tren porque parece que esta es la última vez que pase de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario