Aquel día lo pasé fatal, algo me empezó a arder en el pecho y a medida que pasaba el tiempo sentía cada más un dolor muy adentro; me faltaba algo. Y es que desde que no he vuelto a ver esa sonrisa yo no he vuelto a sonreír, no me hace falta; no encuentro motivos para ser feliz.
Y de repente, cuando no lo esperas, sin que sepas nada; aparece. Empiezas a ver la luz al final del túnel, sientes que algo se ilumina y te dice en voz baja: "He vuelto". Cuando eso sucede lo único que puedes hacer es no mirar atrás, no volver a ver el pasado y afrontar el presente que se te ha colocado enfrente. Empezar a caminar, lentamente, cada vez más rápido pero sin mirar atrás. Porque por una razón u otra piensas que te han cambiado la vida y no hay razón para cambiar la dirección de nuevo. Sólo queda echarse a correr y subirse al tren porque parece que esta es la última vez que pase de nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario