Un día nos levantamos y ya no somos la misma persona. Algo
ha cambiado, algo en nuestra mente se ha ido desarrollando durante nuestros
sueños, esa misma noche, sin nosotros quererlo y sin saber que podría ocurrir.
Suena el despertador cada mañana, a la misma hora; para ir
al trabajo, para ir a clase o porque sabes que en cama no puedes permanecer más,
necesitas levantarte porque eres esa clase de persona que cada día es un nuevo
reto. ¡Arriba!.
Te lavas la cara para que con el agua se vayan tus legañas,
te pegas una ducha y al salir de ella te miras al espejo y te preguntas ¿Quién
soy? Nos contestamos a nosotros mismos que podemos comernos el mundo ese mismo
día, que en el momento que salgamos por la puerta de nuestra casa, un
pensamiento recorrerá nuestra cabeza que nos dirá que somos capaces de todo y
que cada momento de ese día será fantástico. A medida que va pasando el día,
ese pensamiento positivo, esa ilusión, esas ganas de todo desaparecen. ¿Por qué?
Somos mediocres, nos conformamos con lo que tenemos, tenemos miedo a conseguir
lo mejor por miedo a fracasar. Es la rutina, lo haces a diario pero no te das cuenta
que estás transformando tu vida en algo monótono.
Este pequeño relato es una metáfora a la vida, no ha sido
hoy, ni ayer, ni tampoco soy yo el protagonista; sólo quería ponerme en este
cuerpo como narrador para así contároslo de una mejor manera:
“Hoy algo a cambiado, cuando ha sonado el despertador y al
poco rato me he mirado en el espejo me he dado cuenta que no era el mismo de
ayer. Mis pensamientos han cambiado, mi forma de ver las cosas no es la misma
que la semana, el mes o el año pasado. Una sensación fuera de lo normal, como
una de esas cosas que sólo pasan una vez en la vida. Presientes una buena
causa, una buena razón por la cual no eres el mismo de ayer sino alguien
distinto que se ha dado cuenta de sus errores y quiere arreglar lo sucedido”.
No eres el mismo, pero tampoco distinto, sigues siendo la
misma persona, esa misma figura que se enfrenta al mundo cada mañana. Lo que
eres es diferente porque ahora tu mente va a empezar a funcionar de otra
manera, no somos máquinas ni tampoco utensilios que podemos predeterminar su
forma de uso pero si podemos cambiar nuestra forma de pensar, madurar, afrontar
la vida como es y no mantenerse al borde. Cada uno tiene su forma de pensar y
de razonar, nadie es igual. No hemos reseteado la memoria como si fuese una
tarjeta SD; le hemos administrado un antivirus, una vacuna para lo que vaya a
suceder; para que pueda, a partir de ahora, entender mejor las cosas y pensar
antes de hacerlas.
“Ese día en que las cosas cambian, cambiamos nosotros.”